jueves, 30 de diciembre de 2010

Panahí preso

La resistencia silenciada

Jafar Panahí no es un tipo que se pueda decir que haya tenido mucha suerte últimamente. En abril de 2001, cinco meses antes del atentado a las Torres Gemelas, estaba de gira mundial para la exhibición y presentación de su película El círculo en festivales, y tras la presentación en Hong Kong tenía que trasladarse a Buenos Aires y Montevideo. El viaje lo obligaba a hacer una escala en Nueva York, pero al arribar al aeropuerto J.F. Kennedy las autoridades lo detuvieron por no tener una visa de “pasajero en tránsito”. Tachado de sospechoso, fue inmediatamente fichado con fotografías e impresiones digitales; pero como el director se resistió a un tratamiento humillante, fue encadenado en una celda con otros sospechosos durante diez horas. En seguida fue colocado en un avión que lo devolvió a Hong Kong. Panahí escribiría más adelante lo irónico de ver desde ese avión a la Estatua de la Libertad, símbolo de un país que le había premiado por la libertad de expresión pero que también era capaz de destratarlo en forma abusiva.
Fue en marzo de este año que el cineasta iraní volvió a estar en boca de todos. Cuando las elecciones que dieron la victoria al actual presidente de Irán, dio públicamente su apoyo a Mirhossein Musavi, candidato opositor al régimen, y comenzó a rodar una película sobre el fraude electoral. Fue entonces arrestado y encarcelado por las autoridades, y luego de 88 días de encierro inició una huelga de hambre como protesta, exigiendo un abogado, un régimen de visitas y un juicio justo, lo que movilizó a personalidades del cine como Juliette Binoche, Martin Scorsese, Steven Spielberg y Abbas Kiarostami y a un sinfín de intelectuales del mundo que presionaron al gobierno iraní para su pronta liberación. Panahí salió en libertad tras el pago de una fianza de 160 mil euros, pero quedaba a la espera de un juicio ante el tribunal “revolucionario” de Teherán. Este 21 de diciembre, fue finalmente condenado a seis años de prisión por los cargos de conspiración y propaganda contra el gobierno iraní. Se le prohibe hacer cine, escribir guiones, viajar al extranjero y hablar con medios nacionales e internacionales en los próximos veinte años.
Lo asombroso de Panahí no es sólo que seguramente sea uno de los mejores y más consecuentes críticos a la tiránica teocracia islámica que domina Irán, sino que además debe de ser uno de los más valientes y arrojados cineastas de la actualidad. A diferencia de otros, nunca quiso abandonar el país para filmar sus películas, entre otras cosas porque para él abandonar Irán hubiera significado no hacer más películas. Lo que tiene que decir Panahí está allí, y su forma de resistencia a la opresión está en crear libremente, sin pensar en ataduras. Conocía los riesgos pero estaba dispuesto a pagar el precio necesario por decir lo que fuere, de la manera que se le cantase.
Seguramente el gobierno tendría la mirada fija en el director desde hace unos cuantos años. Las monumentales El círculo y Offside son películas políticas, que se limitan a mostrar el absurdo de las leyes que oprimen a las mujeres, y hasta qué punto obstruyen su más íntima cotidianeidad. Para filmar Offside Panahí logró escabullirse con todo su equipo de filmación en un estadio de fútbol, y también inmiscuir a seis jóvenes actrices, disfrazadas de hombres. En ese entonces en Irán se prohibía terminantemente la entrada a mujeres a los eventos futbolísticos, y la filmación se hizo entonces a espaldas de los gendarmes. Aún así, la película es un prodigio de realización cinematográfica, y se despliegan asombrosos planos secuencia y tomas con alguna de las chicas en medio de la multitud. La película desfiló por cuanto festival internacional existe en el mundo, llevándose premios y buen recibimiento crítico. Y, por decirlo de alguna manera, Panahí supo meterle el dedo al régimen donde más le molestaba.
Es verdad, quizá si no fuera uno de los mejores cineastas del mundo, si no fuera “nuestro” Panahí, no se armaría tanto revuelo y esta entrada no existiría. Poco y nada se habla de otro director de cine que arrestaron junto a él: Mahammad Rasoulof, también encerrado por seis años y condenado por los mismos cargos de conspiración y propaganda contra el gobierno. Pero también es cierto y necesario que los casos que sobresalen por alguna razón se hagan visibles en todo el mundo, que sirvan para exponer y ejemplificar una realidad atroz y vergonzosa que atraviesan otros tantos.
Tanto Rasoulof como Panahí fueron detenidos cuando asistieron al funeral de la brutalmente asesinada Neda Agha Soltan, una muchacha de 27 años que asistía a una de las protestas electorales de 2009. Su sangrienta muerte adquirió una inmensa notoriedad ya que fue grabada en video por otros manifestantes y difundido ampliamente en Internet. Neda significa “voz” o “llamada” en farsi, por lo que comenzó a ser nombrada popularmente como la “voz de Irán”.
Ojalá la voz de Panahí trascienda como un grito, como el grito ahogado de decenas de millones de iraníes temerosos, amedrentados por el hostigamiento, la tortura, las ejecuciones públicas y el ojo avizor de la portentosa revolución islámica.

Publicado en Brecha 30/12/2010

4 comentarios:

Joker 23 dijo...

Es lamentable, pero cuando leí esto no me extrañó. Y como decís: si se arma todo este revuelo es por el carácter célebre (al menos en circulos cinematográficos y de directores) de Panahí, pero lo peor es que pasa continuamente y a todo nivel, con más o menos crudeza.

Un caso parecido es el del escritor turco Orhan Pamuk, llevado a juicio en repetidas oportunidades y lacerado por el gobierno de su país por "insultar la identidad turca", la misma identidad que arrasó con un importante puñado de armenios. Pamuk ganó el premio Nobel de Literatura en 2006... un poco paradójico.

Diego Faraone dijo...

Pah, sí, la verdad que hay unos cuantos gobiernos bien jodidos por Medio Oriente. En los casos de Irán y Turquía vamos cada vez peor.

Bueno, gran abrazo, feliz año!!!

Carla dijo...

Diego: leí ayer tu nota y me preguntaba si desde aquí se puede hacer algo, no se, aunque sea circular por internet una declaración de repudio a esto que pueda ser firmada por personalidades relevantes de la cultura y entregada a la embajada de Irán, por ejemplo. Se que no es gran cosa, pero...

Diego Faraone dijo...

Salú Carla, mirá no soy experiente en estos temas, pero no sé si esa opción sea la mejor. Creo que en todo caso es mejor difundir las juntas de firmas ya existentes, que supongo tienen más poder de presión, por provenir de organizaciones de renombre internacional. Me imagino, que si de juntar firmas se trata, mejor nuclearlas todas juntas...

http://www.amnesty.org/es/appeals-for-action/libertad-cineastas-iranies

Aunque ahora que veo, esta está un poco vieja. Mmmm, las que ahora vi que hay en la web son todas de la época de la huelga de hambre... caramba, me imagino que Amnistía estará redactando una nueva ahora mismo...

No sé que te parece a vos, tenés que ver que tan bien te reciben los de la embajada, cuando los vayas a ver y les nombres el asunto. En fin, nos vemos pronto y ya me contarás. Un gran abrazo querida. Espero hayas empezado bien el año!